RESERVA PROVINCIAL
La reserva
Santa Catalina actualmente constituye uno de los últimos reductos rurales del conurbano sur bonaerense. Se sitúa hacia la cabecera sudoeste del Partido de Lomas de Zamora, entre las siguientes coordenadas (34º 42’ S - 56º 28’ O-10 m.s.n.m.) destacándose como una isla verde rodeada de urbanizaciones que superan el millón de habitantes. Sus caminos y senderos son recorridos a menudo por estudiantes de diferentes instituciones durante visitas guiadas, así como también por investigadores universitarios y por ciudadanos que buscan un momento de contacto con un ambiente natural. En una superficie cercana a las 700 hectáreas se conjuga una amplia variedad de ambientes, tales como pastizal pampeano, bajos y lagunas, relictos del talar nativo, plantaciones forestales, parcelas agropecuarias, áreas parquizadas con edificaciones históricas y sectores de un ex Jardín Agro botánico.
Breve reseña histórica
Las distintas instancias históricas que tuvieron lugar en Santa Catalina son dignas de ser conocidas. Un desarrollo somero de ellas puede brindar una idea de la importancia local y regional del sitio. El registro documental del establecimiento tiene su inicio a mediados del año 1588, cuando don Juan Torres de Vera y Aragón, Capitán general y justicia mayor de las provincias unidas del Río de La Plata, extiende el título de propiedad de tierras y solares urbanos a los primeros pobladores para el establecimiento de estancias, entre los que se encontraba Don Pedro López de Tafira, considerado el primer propietario de estas tierras. A partir de 1630 continúa una etapa de subdivisiones y sucesiones.
El nombre Santa Catalina aparece por primera vez como mención documental en una escritura del año 1819, en carácter de “Estanzuela de Santa Catalina”. Posteriormente, parte de la estancia es vendida a los hermanos Juan y Guillermo Parish Robertson, dos escoceses dedicados al comercio exterior y a promover el establecimiento de agricultores europeos en la provincia de Buenos Aires. Por su iniciativa y bajo el gobierno de B. Rivadavia, en 1825 se radica en Santa Catalina un contingente de 220 escoceses, con el fin de establecer una colonia, la cual contaría con la libertad de culto. Entre ellos se encontraba Juan Tweedi, jardinero y explorador botánico oriundo de Edimburgo, y W. Wilson primer médico de la zona.
La forestación fue un aspecto muy atendido por los colonos, quienes se dedicaron a tareas agrícolas y de granja, más que a la tradicional ganadería de entonces, si bien se plantaron especies europeas de árboles. Desplazando los montes nativos remanentes, se utilizó el tala (Celtis tala) y otras especies espinosas para la conformación de cercos divisorios, antes de la llegada del alambrado. Sin embargo, al sobrevenir varias sequías intensas en la región y problemas políticos de la época, los colonos se ven obligados a dispersarse.
En 1870, el irlandés patricio Boockey, propietario de Santa Catalina, vende las tierras al Estado Provincial y poco tiempo después se decide establecer allí un Instituto Agrícola, proyecto que se llega a ejecutar. Inmediatamente, se propone la fundación de una escuela práctica de agricultura -EPA-, con lo cual se inicia una etapa distinta en la historia del lugar, asociada al desarrollo científico y educativo. La EPA Funciona hasta 1880, y al año siguiente se crea el Instituto Agronómico-Veterinario de la Argentina.
En el año 1906, ya bajo la administración de la Universidad Provincial de Buenos Aires (actualmente Univ. Nacional de la Plata), se delimita su campo de acción a la formación de peritos agrícola-ganaderos, entregando certificados de arquitecto paisajista, jardinero, horticultor, arboricultor y cabañista. Además, las tierras eran destinadas al cultivo de lúpulo, lino, durazneros y otros frutales, árboles forestales y plantas ornamentales. Se ofrecía a la comunidad leche, huevos y aves de corral. Productos como quesos de diversos tipos, dulce de membrillo, crema de batata, conservas de tomates, pickles, jalea y miel obtenían los primeros premios en torneos y exposiciones. Durante ese tiempo, los diferentes sectores del predio fueron utilizados como haras y cabaña de ganado bovino y ovino, base de regimientos, orfanatorio y escuela para jóvenes, etc.
En 1920 el establecimiento queda bajo la administración de la Universidad Nacional de la Plata, a través de sus Facultades de Agronomía y de Veterinaria. El instituto Fitotécnico de Santa Catalina se inaugura hacia fines de 1928 y sus labores en el área de la genética y el mejoramiento alcanzan renombre mundial, recibiendo la visita de destacados genetistas del exterior. El trabajo incluía el desarrollo de variedades de especies de cereales, hortalizas y plantas ornamentales.
Por decreto Nro. 877 del año 1961, el Establecimiento de Santa Catalina es declarado Lugar Histórico Nacional, al mismo tiempo, comienza a funcionar el jardín Agro botánico de Santa Catalina, dirigido por el profesor Enrique C. Clos. Hacia 1967, este jardín ofrecía a la comunidad semillas, bulbos y gajos de unas 350 especies de importancia económica, a la vez que mantenía canje con 143 jardines botánicos de 47 países de todo el mundo. El 31 de octubre de 1972 se crea la Universidad Nacional de Lomas de Zamora. La cual obtiene la cesión de 45 hectáreas del predio y tres cuartas partes del edificio central de Santa Catalina, hoy compartido por el instituto Fitotécnico (UNLP) y donde funcionó el antiguo rectorado de la UNLZ.
La laguna y el humedal
La laguna de Santa Catalina constituye hoy un reducto de naturaleza en estado silvestre, rodeado por una urbanización que avanza sin dejar lugar a la biodiversidad e hipotecando las posibilidades de recreación de las generaciones futuras. Aunque su principal afluente natural, el arroyo Santa Catalina ha sido desviado y canalizado hacia el Riachuelo, en la laguna Santa Catalina el nivel del agua se mantiene con fluctuaciones estaciónales entre los 25 y los 100 cm. En la laguna y sus alrededores existe una notable flora con especies únicas en la zona, además de una activa vida animal con aves migratorias regionales y un completo ecosistema acuático aún no totalmente estudiado, fenómenos muy escasos para un área urbanizada.
Desde el punto de vista florístico, se observa una neta dominica del ambiente denominado juncal, donde dominan Schoenoplectus Californicus (junco), Juncos Americanus, Monophyllus (junco) y varias especies de Ciperáceas. En los alrededores se suman unas 30 has. con bajos inundables ecológicamente asociados, donde se destacan las comunidades de Distichlis (pelo de chancho) y Chaetotropis Imbervis, de suelos salinos; la presencia de bajos dulces con Trifolium Fragiferum, Lotus Glaber (exóticas naturalizadas en la región), Hordeum Sé y Centaurium Pulchelum, entre otras. También se encuentran las Asteraceae Picrosia Longifolia y Cotulo Coronopifolia, prácticamente inexistente en otros sectores del distrito. Más interesante es aún la existencia del único espécimen conocido para la zona de la especie Thalia Af. Multiflora, una hidrófila de la familia marantáceas. Con respecto a las plantas acuáticas, abundan los helechitos de agua (Azolla), las lentejas de agua (Lemma) la Gambarusa (Miriophylium Aquaticum) y la empatito -y simpática- Ricchiocarpus Natans. Es preciso tener presente que nuestro país adhirió al convenio suscripto en RAMSAR, sobre protección de los humedales (ratificada en el nivel nacional por la ley 23.919 -ver pestaña Legislación) y que la laguna de Santa Catalina, al igual que la de Rocha, forman parte de la cuenca del Rió Matanza-Riachuelo cuya integridad se busca restaurar. -
La reserva micológica
En el año 1981, una superficie cercana a las 60 hectáreas ocupadas en su mayor parte con vegetación leñosa, dentro del sector de la Antigua Estancia o del Instituto Fitotécnico, recibió la designación de Reserva Micologica “Dr. Carlos Spegazzini”, a través de un convenio firmado entre la municipalidad de Lomas de Zamora y la Universidad Nacional de La Plata, Institución a cargo del predio. Sin embargo, la Reserva nunca contó con un plano específico que demarque sus límites, ni con un plan de manejo. Pero desde entonces el sitio es visitado con cierta frecuencia por docentes especialistas en el tema, junto a sus estudiantes y como parte de las clases prácticas de micología. Según los comentarios de especialistas, existirían varios cientos de especies de estos organismos en el sitio.
Monumento histórico nacional, provincial y municipal
La Reserva Natural Provincial Santa Catalina fue declarada “Lugar Histórico Nacional” por ser la primera colonia de inmigrantes del país en 1825 y la única formada por escoceses, el primer bosque implantado del país, y la primera escuela agraria donde se recibieron los primeros ingenieros agrónomos de Latinoamérica.
Los edificios que se conservan datan del siglo XIX y por la importancia histórica y el papel que desempeñaron, obtuvieron varios reconocimientos:
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Año 1961, Lugar Histórico Nacional. Decreto N° 877/61
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Año 1992, Lugar Histórico Provincial. Ley N°11.242/92
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Año 2016, Patrimonio Histórico Municipal. Ordenanza Municipal 16.087/16
ver pestaña Legislación
* toda esta información fue extraída de los fundamentos de la Ley Prov. 14.294/2011