El destino que la UNLP eligió para Santa Catalina en 2008, al venderle a una empresa privada 307 hectáreas (casi el humedal completo) con vicios de ilegitimidad; hecho que motivó el rechazo y respuesta comunitaria que en 2011 logró la Ley de Reserva Natural Provincial, y una Medida Cautelar que mantiene vivo al mismo; se sumó luego un desgarrador y premeditado proceso de abandono y desinterés creciente del sector de bosques y pastizales (las otras 300 has) donde aún la UNLP mantiene una paradójica potestad que a todas luces no merece; y que incluso en el período post-Ley hasta estos días no se ha privado de intentos de enajenar también porciones del sector de bosques históricos; y como corolario, la negativa oficial en 2017 de esa universidad a reconocer ante el OPDS Ambiente Provincia los alcances de la Ley 14.294, que traba la implementación de la Reserva.
A principios de diciembre de 2019 detectamos una nueva y reprochable intervención, esta vez un tendido eléctrico de media tensión originado en la calle Garibaldi de Llavallol, y que hoy recorre 1.500 m. dentro de la reserva hasta llegar al punto de acceso a lo que fue el tambo (inactivo desde hace un año). El objetivo de este trazado es aún muy dudoso, pero sí es claro que modifica drásticamente el paisaje que en el sitio se conserva desde hace más de 100 años, y que ya se talaron decenas de árboles. Nos consta de parte del OPDS y de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares, y de Bienes Históricos (CNMLBH) que la obra carece de todo permiso requerido para este emprendimiento inadmisible. Interpelada, la empresa EDESUR es esquiva e imprecisa en su respuesta, pero manifiesta por nota que “no hay trazado nuevo” en el lugar, lo que hace más dudosa la intención del mismo. Se ha solicitado intervención y detención de este nuevo ilícito en la reserva a los organismos mencionados, al MLZ y a Edesur Argentina, y se hará lo mismo ante el rectorado de la UNLP, aunque jamás en 13 años de una campaña ambiental sin precedentes, respondieron una sola nota.
Cabe destacar que al realizar este trazado, destrozaron y hacharon montones de árboles nativos que, paradójicamente, encontraban en la reserva su lugar de protección.
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